Todos han jugado papas calientes al menos una vez en la vida. Es un viejo juego, pero que siempre se recuerda. Además de divertirse, ayuda a desarrollar la coordinación motora, la atención de los niños, la agilidad y muchas otras habilidades.
Es muy fácil de jugar y necesita solo:
-Reunir a los niños;
-Una papa, una media o una bolita.
Luego, fórmese un círculo, que puede ser sentado o de pie.
En medio de la rueda debe haber un jugador con los ojos cerrados.
Los jugadores pasan la pelota de mano en mano y todos deben cantar: «Papa, Papa, Papa, Papa caliente…». Hasta que, cuando quiere, el niño en el medio grita, «¡Quemado!»
Quien tenga la pelota en la mano en este momento será el próximo en ir al centro de la rueda.
¿Vamos a jugar hoy?