El uso excesivo de pantallas en la infancia por parte de algunos es considerado trivial, percibido como una oportunidad de paz para los padres y, para otros, se considera un gran riesgo para la salud de los más pequeños. La verdad es que el gran desafío es encontrar un equilibrio diario.
Un estudio realizado por una compañía de tecnología para niños, SuperAwesome, descubrió que los niños de 6 a 12 años en los Estados Unidos pasan al menos el 50% de su tiempo em interacción con pantallas todos los días durante la cuarentena. ¿Y qué hacer?
No es aconsejable cortar los dispositivos completamente de la rutina, pero es importante equilibrar el uso de tecnología y utilizarla a favor del desarrollo de los niños. La neuro-pediatra de la Sociedad Brasileña de Pediatría (SBP) Liubiana Arantes de Araújo aporta un consejo valioso: “Fusionar películas educativas con actividades lúdicas y juegos. Se puede poner un poco de pantalla y tener una presencia de calidad en varios momentos del día”, dice.
Además, hemos separado otros consejos que pueden ayudar en la vida diaria de los más pequeños. Véalos abajo:
- Combinados son importantes: Deje claro cuántos episodios de un dibujo animado el niño podrá ver o incluso establecer tiempo para jugar y tiempo para permanecer en las pantallitas;
- Sea firme: después de establecido o combinado, hazlo;
- Sea un ejemplo: mientras están juntos, prioricen actividades que involucren presencia afectiva;
- Menos pasividad: siempre trate de preguntar sobre un juego o video que el niño esté mirando, contribuya para que construya un pensamiento crítico sobre todo lo que se le ocurra;
- La mediación es esencial: siempre monitorear el uso de la electrónica, intente comprender y saber lo que el niño está mirando o jugando;
- Diálogo siempre: explique en un lenguaje accesible la importancia de los límites y las posibilidades de uso de pantallas;
- Actividades variadas: nada reemplaza el ojo en el ojo, los momentos de contacto piel con piel. Por lo tanto, fomente las actividades físicas y los juegos cara a cara.
Fuente: Leiturinha y Revista Crescer
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